Vehículos utilizados cómo o con artefactos explosivos improvisados son una amenaza bien conocida en Afganistán e Irak, donde las motocicletas y camionetas cargadas con explosivos son impulsados hacia los controles de seguridad o convoyes de soldados.
Pero los incidentes europeos ponen de relieve los temores de que el uso de vehículos como armas en sí son una amenaza creciente en Europa, Estados Unidos y en otros lugares en Occidente.
Embestidas con vehículos cargados de materiales pesados para causar mayor daño, ofrece a los terroristas un acceso limitado para llevar a cabo un ataque interno con formación o experiencia previa mínima.
Partiendo de esta base, debemos centrarnos en los coches autónomos.
Los vehículos de auto-conducción (SDVs) pueden satisfacer una serie de normas de seguridad, debido a que la inteligencia artificial (IA) es la que controla el coche en ausencia de controles humanos.
Los defensores de los vehículos de auto-conducción (SDVs) señalan que estadísticamente, son mucho menos mortales que los vehículos de conductores humanos en las carreteras, pero las preocupaciones de seguridad van en otra dirección, la cual no entraña menos peligro. Aparte de la eficiencia de sus sistemas basados en Inteligencia Artificial, la cuestión de la seguridad se basa en la conexión de los vehículos a Internet, motivo importante de preocupación en lo que respecta a la piratería.
La seguridad vial va a empeorar antes de mejorar. A medida que los coches se vuelven más conectados, los hackers podrían acceder a datos personales, incluyendo un recorrido tipo o la ubicación de una persona, lo que podría indicar a un ladrón que alguien no está en casa, según el informe que publicó el banco británico Lloyds hace más de un año. También existe un potencial para el terrorismo cibernético. Por ejemplo, una inmovilización a gran escala de vehículos en la vía pública podría lanzar a un país directamente al caos.
Los coches sin conductor podrían ser utilizados por terroristas sin escrúpulos como armas letales, la Oficina Federal de Investigaciones de EE.UU. ya lo advirtió el verano pasado en un informe realizado por The Guardian. Los hackers pueden hacerse cargo de los vehículos autónomos y usarlos como armas letales. En un escenario de pesadilla, el coche podría ser programado para navegar de forma segura y evitar obstáculos mientras que los delincuentes en el coche podrían utilizar sus manos libres para disparar a los perseguidos. Los terroristas también podrían programar los coches repletos de explosivos para convertirse en bombas auto-conducción.
Esto contradice directamente el mensaje que muchos desarrolladores de vehículos autónomos están tratando de comunicar sobre los mismos, ensalzando los beneficios de la reducción del factor humano en los siniestros viales cómo por ejemplo ser inmunes al estrés, el cansancio y la falta de cuidado del conductor, llegando a ser más seguro que los operadores humanos.
Cualquier persona puede preparar y llevar a cabo este tipo de ataque, que no es necesario correr el riesgo de convertirse en parte de una célula terrorista o viajar a Siria ni nada de eso, del mismo modo que no se puede detener a alguien de disparar contra una multitud, no hay una forma mágica para detener a alguien de conducir contra una multitud, ni siquiera con el HT-2 Matador, el bolardo antiterrorista.
Mientras que los edificios y carreteras pueden ser rediseñados, es mucho más difícil de proteger los objetivos blandos. Un dolor de cabeza para los organizadores de eventos públicos, tales como torneos deportivos y festivales.
Una tecnología relativamente simple podría proporcionar una solución. Una firma británica dice que ha desarrollado un sistema que puede desactivar los motores de blancos móviles, tales como coches mediante la emisión de pulsos de radiofrecuencia que sobrecargan los sensores de controles electrónicos de un vehículo. Durante el tiempo que se emite los impulsos, el motor no se puede reiniciar. Sin embargo, los espacios públicos que cubren con medidas antiterroristas podría ser contraproducente para los gobiernos y autoridades.
La realidad es que no se puede proteger cada acontecimiento de un ataque de este calibre.