En 1966, las muertes en siniestro viales sólo en Estados Unidos alcanzaron la friolera cifra de 50,894. Para el año 2014, la pérdida de vida en carretera era 32,675. Una reducción bastante significativa, que en buena parte se debe a la figura de Ralph Nader.
El 9 de septiembre de 1966, hace cincuenta años este mes, el presidente de los EEUU, Lyndon Johnson, al cual el asesinato de Kennedy en 1963 le convirtió automáticamente en presidente, firmó la Ley Nacional de Leyes del Tráfico y Seguridad del Automóvil poniendo así en marcha un gran programa que redujo las victimas en carretera. Cabe destacar que Johnson como presidente, quería usar su poder agresivamente para eliminar la pobreza y extender los beneficios de la prosperidad para todos. «Este gobierno hoy, aquí y ahora, declara la guerra incondicional a la pobreza en Estados Unidos», anunció.
El Gobierno de Johnson se preocupó en gran medida por los problemas de seguridad en carretera, en parte debido a los esfuerzos de un joven abogado llamado Ralph Nader. En su libro de 1965, Unsafe at Any Speed: The Designed-In Dangers of the American Automobile (Inseguro a Cualquier Velocidad: El peligroso diseño de los automóviles americanos), Nader argumentó que muchos coches podrían causar la muerte o serias lesiones en accidentes incluso circulando a baja velocidad, señalando a los fabricantes de automóviles los cuales estaban sacrificando características de seguridad en pro de la estética, nombrando modelos específicos en los que la ingeniería defectuosa contribuyó a numerosos siniestros viales.
Cómo por ejemplo, el Chevrolet Corvair de General Motors con su motor trasero con suspensión por ejes oscilantes, se consideró inseguro, ya que cuando la suspensión en sus ruedas traseras bajaba era absolutamente incontrolable. Nader declaró: o es pura insensibilidad o indiferencia, o que no se molestan en averiguar cómo se comportan sus coches, ya que tardaron cuatro años en solucionarlo. El libro se convirtió así en un Best Seller, originando grandes beneficios para los ciudadanos. Personalmente es uno de mis libros de cabecera desde hace años.
En septiembre de 1966, Johnson firmó dos proyectos de ley del transporte. Los primeros fondos proporcionaron a los gobiernos estatales y locales, los medios para que pudieran desarrollar programas de seguridad, mientras que el otro conjunto de normas federales de seguridad iban dirigidas a los vehículos y neumáticos.
Estas leyes establecieron parámetros de seguridad obligatorios a nivel federal para vehículos y conductores, y dieron lugar a la creación de la Administración Nacional de Seguridad de Tráfico en Carreteras (NHTSA). Se tradujo en el asombroso éxito de un programa de seguridad federal que incluyó estándares en seguridad obligatorios en los vehículos cómo: los cinturones de seguridad, airbags, mejores frenos y neumáticos, …, y la actualización de las normas para el conductor y la seguridad vial.
Nader ganó una importante demanda judicial contra la empresa General Motors por espiarlo y tratar de desacreditarlo, y usó el dinero obtenido para fundar el Center for the Study of Responsive Law.
Hoy en día, los desafíos permanecen en mejorar la seguridad de los vehículos de motor, en las supuestas mejoras en infraestructura vial y en la lucha contra los conductores distraídos o bajo influencia. Mucho se ha escrito de vehículos futuristas autónomos. No se deje engañar, pasarán muchos años, si alguna vez existe, hasta que toda la flota de vehículos se convierta en máquinas in-hackeables, sin conductor.
La lucha de los que defendemos la seguridad y salvar vidas en la carretera, incluidos las de los peatones, ciclistas y motoristas, continúa. A pesar de las muchas innovaciones por parte de los proveedores de automoción, que siguen buscando el no inventado.
La gente tiene que organizarse para desafiar a las fuerzas de la injusticia. No queremos un deporte para espectadores, necesitamos una Democracia con resultados. Frederick Douglass nos enseño que “El poder no concede nada sin una demanda. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará».